El culto los ancestros o culto a los muertos es una practica piadosa común a varias religiones basada en la creencia que los miembros de la familia que han muerto tienen una nueva existencia, se interesan por los asuntos del mundo y poseen la habilidad de influir en la suerte de los vivos.
Se trata de una práctica universal a todas las culturas de maneras más o menos explícitas, el culto a los ancestros se encuentra en sociedades con cualquier grado de complejidad social, política y tecnológica, y permanece como un notable componente de varias prácticas religiosas en los tiempos modernos.
En la antigüedad La momificación era parte de un ritual sagrado que duraba más de dos meses. El muerto, después de ser momificado, era enterrado dentro de un ataúd y depositado en la cámara funeraria junto con un ajuar que incluía estatuillas, recipientes y otros objetos que le serían útiles en el otro mundo. El traslado del ataúd a la tumba se hacía en procesión acompañada por el sacerdote, seguido por las lloronas, danzarinas y sacerdotes. Una barca recogía al muerto y lo llevaba al otro mundo. Pero su entrada dependía del buen comportamiento del difunto en vida. Para esto había que pasar una prueba: el pesaje del alma.
En Egipto
En Mesopotamia
En España La fiesta de Todos los Santos es un momento para recordar a los que ya no están, llenar los cementerios de flores y sentir más cerca que nunca a todos nuestros difuntos. Es un día para celebrar con la familia, comer huesitos de santo, buñuelos de viento y asar castañas.
En Galicia Los gallegos no celebran Halloween, celebran Samaín, una tradición ancestral que conmemoraban los celtas mucho antes de que el Halloween anglosajón inundará el mundo. Los celtas lo celebraban en la noche del 31 de octubre, cuando llegaba el fin de la temporada de cosechas y daba comienzo el "Año Nuevo Celta", lo que suponía la entrada a una estación más oscura. Durante la noche de Samaín desaparece el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos. La tradición manda decorar las casas con adornos grotescos y vaciar calabazas para meter velas (antes se hacía con calaveras y después con nabos) para espantar a los malos espíritus; o disfrazarse de uno de ellos con pieles y cabezas de animales para que pasen de largo.
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